21/4/14

De ideas y croquetas

Se sabe que una croqueta es una masa generalmente compuesta por una mezcla de algún tipo de carne con bechamel que luego se reboza en forma más o menos ovalada. Son comunes las de pollo o de jamón, aunque se pueden encontrar de muchos otros tipos rondando las concurridas barras de los bares de tapas a lo largo y ancho de la geografía española. Las también conocidas popularmente como concretas o cocretas son originarias de Francia, algo tal vez no tan conocido por estos lares.

El pasado domingo 13 de abril, me reencontré con una acepción del término que tenía olvidada desde hacía años. En el Flamingo Bar de Alcalá de Henares pude presenciar la actuación de 24 IDEAS, el grupo de hard core al que había pertenecido en mi juventud, que desde hace unos meses han vuelto a la actividad con dos de sus miembros originales y otros dos de nueva incorporación.Robert, singular cantante y showman, se acostumbra a tirar al suelo y a revolcarse dando vueltas sobre sí mismo (rebozarse), en un acto que los propios miembros de la banda denominan hacer la croqueta.

La verdad, esta ha sido la primera vez que asisto como público a un concierto de la que fue mi banda, y es posible que desde el recuerdo de mi experiencia, oculto detrás de la batería, las cosas se perciban algo diferentes, pero en general tuve la sensación que se desplegaba ante mí la misma energía que antaño, la misma vitalidad y compromiso. Esta vez pude ver de primera mano como esa entrega se traspasaba a parte del público, que se dejó arrastras hacia un estado de furor que solo puede definirse con una sola palabra: diversión.

Pero de alguna manera esta es una diversión colectiva, empática. Robert consigue que se disipe la frontera que separa el escenario del público, de manera que el show se desarrolla en toda la sala y en él participa todo el que quiere.

Fue una experiencia intensa y muy gratificante. Sobre todo porque hacía años que había perdido el contacto con esos viejos amigos de la primera juventud, con quienes compartí horas y horas repletas de buenas experiencias. Como la del domingo, que lo fue por sí misma, más allá de la nostalgia, o del recuerdo recuperado de rincones olvidados.

Cuando esperaba a que el grupo recogiera el material para poder despedirnos, ya que partían hacia Barcelona inmediatamente después, pensaba en Robert y en su capacidad de hacer que la gente se divierta, de hacer que la gente se sienta partícipe, que forme parte activa de ese momento catártico y liberador. Y pensaba que esa capacidad es algo que podríamos llamar virtud en el sentido clásico del término. No solo una habilidad. Habilidad es lo que demuestran los artístas del espectáculo, quienes acostumbran a concebir el escenario más como un escaparate en el que exhibirse. La actitud de Robert muestra la integridad y la puereza del que se entrega con humildad a sus semejantes, para abrirles un camino por el que cminar juntos hacia un tipo de revelación a través de la experiencia.

No sé si él es consciente de todo esto, o si ha reflexionado al respecto. Pero no es baladí que se muestre en facebook con el sobrenombre de Mossèn Robert (Capellán Robert). Yo le veo más como un Sócrates Punk, pero por ahí puede ir la cosa.