21/8/15

(Re)construir es vivir

Mi hijo recibe de regalo un juego de construcción. Seguimos las instrucciones y construimos lo que muestra la caja. Juega un tiempo, poco, por lo general. Entonces empieza a desmontarlo y a crear sus propios artilugios, materializando aquello que le pasa por la cabeza. Imagina, construye, juega. Es un proceso a través del cual aprende y pone en práctica lo que aprende, estimula su imaginación a partir de lo aprendido y eso da lugar a un mundo nuevo. Ese mundo puede ser él mismo, su propio yo, su identidad. Puede ser un espacio de relación con su entorno más próximo, con las personas que le rodean. O ambas cosas.

Compárese con ese flamante objeto impreso en la caja del juego. Su complejidad exige seguir las instrucciones, lo cual nos permite aprovechar absolutamente todas y cada una de las piezas.
Posiblemente, cuando mi hijo crezca se verá obligado a seguir las instrucciones, a aprovechar al máximo los recursos que la sociedad ponga a su alcance para construir así una vida según un modelo, que encaje con las otras vidas que transitan a su lado.

Pero tal vez encuentre otros espacios, donde la imaginación y el esfuerzo colectivo serán la base para una nueva sociedad, el mundo nuevo de la infancia. Si eso ocurre, aprenderá que esos espacios de libertad son preciosos y hay que defenderlos, también que es imposible destruirlos, y que con imaginación y solidaridad, siempre se podrán recomponer las piezas. Imaginar, (re)construir, jugar: un mundo nuevo en nuestras manos. 

Artículo publicado en el nº12 de la revista La Hiedra