Tal vez, los versos que componen este libro, ADONDE MARCHABA, fueron escritos desde la residencia vacía de un dios olvidado, donde reside ahora la nostalgia del paraíso, el paraíso en la tierra, en la piedra. Lo terrenal y lo divino en harmonía; un espacio de encuentro; una visión de la naturaleza arraigada en el tiempo de la inocencia, que corresponde a la infancia, a la infancia del poeta y a la infancia del mundo, del ser humano, pero que ocupa hoy, esa inocencia, un reducto de resistencia contra la arrolladora fuerza de una modernidad adulta, cuya mayor aportación a la historia es haber convertido las piedras en piedras.
La mirada de Nicolás Melini, sus palabras, se posan como imágenes en la realidad material, con el anhelo de lo perdido y la convicción de que ese misterio sigue presente a pesar de todo, en las hojas que son estrellas, en un tatuaje sobre la piel donde se concentra la totalidad de un cuerpo y de su ser, y claro está, en la literatura.