9/3/23

Éxito y moralidad, una (mala) reseña de Hazlo todo mal, XXXTentación contra el mundo


En una de las Pinturas Negras de Goya, el titán Saturno, Cronos en la mitología griega, devora a uno de sus hijos para evitar que este le destrone. Resulta una imagen aterradora de un acto de canibalismo filicida, cuyo horror se refleja en el rostro del titán. Esos ojos a punto de reventar fuera de sus cuencas son una señal de ferocidad y de locura, pero tal vez puedan indicar también la contradicción que le atenaza: para sobrevivir debe aniquilar a su descendencia, o lo que es lo mismo, anular la posibilidad de un futuro para prevalecer en el poder.

Una de las funciones de la cultura bajo el capitalismo neoliberal es la de perpetuarse como tal, y por eso es capaz de asimilar cualquier manifestación crítica y cualquier trasgresión siempre que se mantenga en los márgenes o acabe integrándose en la propia dinámica del mercado. Pero, ¿qué ocurre si lo marginal adquiere de repente, mediante unas nuevas tecnologías aun por embridar, una notoriedad desbocada, fuera de control?

Es el caso del rapero XXXTentacion. Logró llegar a lo más alto en las listas de éxitos subiendo sus propias grabaciones a SoundCloud. Poco tiempo después, con solo 20 años, fue asesinado por unos ladrones en el parquin de un concesionario de coches. A partir de los twits que el propio XXXTentacion publicó desde 2012 a 2018, el escritor turco-estadounidense Jarett Kobek narra con un estilo depurado y conciso, a ritmo de entrada breve y cerrada sobre sí misma, un periplo vital convulso. La vida (y la muerte) del joven rapero le sirve a Kobek para hilvanar una reflexión sobre la cultura de masas tan lúcida como explosiva.

Dice Kobek en su libro: “El éxito es moralidad. Y él es un pecador de los grandes.” Dos frases que sintetizan el profundo impacto que se refleja en los ojos de Saturno pintados por Goya. Una vida en los márgenes desde la infancia, con abandono, palizas, drogas, reformatorio, violencia,... retransmitida prácticamente en directo por él mismo a través de las redes sociales y catapultada a la notoriedad por un seguimiento mediático propio de la celebridad que ha logrado gracias a su música.

Pero pese al éxito, XXXTentacion no deja de ser quien es, hijo de un país, de una época y de una clase social, y en su deriva choca frontalmente con el discurso sobre el éxito que nos ha impuesto el capitalismo neoliberal. Ese discurso llegó al paroxismo cuando Trump afirmó en su primera campaña electoral que si salía a la calle con una pistola y mataba a alguien no perdería un solo voto. Pero Trump es un empresario multimillonario blanco y XXXTentacion todo lo contrario, joven, negro, pobre. Por eso nadie le votó, nadie simpatizó con él ni le apoyó en el momento preciso en el que alguien de su edad y su condición necesita apoyo para salir adelante.

Así su vida se convirtió en una espiral que se consumió rápidamente y terminó de la única manera que podía terminar, con el justo castigo por ser el pecador que era. ¿Pero cual era su pecado? ¿Sus hurtos, sus peleas, las agresiones a su novia? ¿O el hecho de no haber sido capaz de aprovecharse del éxito para convertirse en millonario en lugar de en un mártir sin causa?

XXXTentacion ha muerto, el mercado cultural perdura. Podéis escuchar su música en Spotify, niños y niñas, y regocijaros porque su ejemplo os enseñará a no ser como él. O también podéis leer el libro de Kobek y aprender cosas importantes a partir de la vida y la obra de un joven extremadamente sensible que fue devorado por el sistema que le engendró, le encumbró y le destruyó.