3/11/16

Libertad, de Jonathan Franzen

Reseña publicada en el nº01 de la tercera etapa de la revista La Hiedra
Jonathan Franzen afirma en una entrevista que la novela social está obsoleta. Sin embargo Libertad, su primera novela después del 11S, siendo fiel a esa afirmación, contiene a lo largo de sus más de 600 páginas una carga evidente de análisis y reflexión sobre la sociedad americana en un sentido político. Estados Unidos es el país de la libertad, y la novela relata la vida de varios personajes que a través de los años deben enfrentarse a las consecuencias del ejercicio individual de esa libertad.

Pero sus actos se enmarcan en un contexto concreto, una comunidad configurada por lazos de familia, vecindad y amistad. A través de esos lazos, la historia y el ser social se manifiestan como elementos constitutivos del ser humano en su concepción universal.

En la misma entrevista, Frazen habla de cómo se convirtió en escritor y de cómo decidió qué tipo de escritor quería ser. Se refiere a su padre y su madre, gente humilde y sencilla, sin estudios superiores, a los que, dice, no quiso abandonar. Por eso la prosa de Libertad es directa y clara, ágil y equilibrada, y a la vez nos introduce en la psicología de unos personajes cuya intimidad relata con precisión y honestidad. La voz cambia de un personaje a otro, tejiendo una red de relaciones no solo marcadas por lo estrictamente emocional o psicológico, sino también por su forma de estar en el mundo, su actitud ante la realidad social y política.

Por eso Libertad es una gran novela coral emparentada con Guerra y paz de Tolstoi, que desde la esfera íntima retrata una sociedad compleja en un momento histórico determinado, con una mirada crítica sobre las diferentes fuerzas en conflicto: la élite intelectual, culta y progresista, y una clase trabajadora de escasos recursos culturales, conservadora y defensora de los valores tradicionales. Un conflicto político a todas luces, definido por esa libertad individual que empuja a los personajes a vivir sin saber aún cómo ni por qué.