En el funeral, el rostro del padre de Michael Brown, joven
asesinado por la policía en Ferguson, Missouri, expresa la entereza compartida, la
indignación solidaria de una comunidad devastada (un afroamericano muere a
manos de la policía cada 28 horas en EEUU). Es la comunidad de la gente que no importa,
aquellos sobre quienes el poder y sus leyes ejercen violencia impunemente.
Ferguson está compuesta por un 67% de población
afroamericana, pero el gobierno municipal y el 90% de sus policías no lo son.
Esta contradicción se basa en la desafección de un grupo de ciudadanos hacia un
sistema que les ignora. Los afroamericanos no votan, solo un 6% de ellos frente
a un 17% el resto. El sistema ha conseguido que asuman el papel que para ellos
se reserva: negros, pobres, ignorantes, ignorados.
Ante la dignidad de ese padre, la misma que expresan los
manifestantes en las calles, el gobierno de blancos, ricos e importantes solo
tiene una respuesta: la militarización. Señal de que no están dispuestos a
ceder ni un palmo de su poder. Seguirán ignorando a la gente que no importa
hasta que nos demos cuenta del poder de un rostro, que es todos los rostros.
Artículo publicado en la revista La Hiedra
Artículo publicado en la revista La Hiedra