18/4/16

Ideas para cambiarlo todo

Editorial del nº 00 de la tercera etapa de la revista La Hiedra.
Una fantasma recorre Europa, o el mundo. Con estas palabras, citadas seguramente excesivas veces, se abre el Manifiesto Comunista de Marx y Engels, punto de partida programático de un movimiento que hunde sus raíces en la tradición de la lucha de las oprimidas, desde la revuelta de Espartaco a la Revolución francesa, y que se extendió a partir de entonces a través de una historia convulsa y a veces sangrienta.

Hoy en día, este movimiento parece sumido en una derrota sin precedentes, ahogado por sus propios errores y por el triunfo de un sistema económico que ha sido capaz de imponer una ideología y una cultura que se extienden por el mundo como lo hizo entonces ese viejo fantasma. Pero como dijo no hace mucho el cínico millonario Warren Buffett, “la lucha de clases existe y mi clase la está ganando”. Más allá de constatar que la única clase verdaderamente marxista que queda es la clase dominante, se atisban, en la lejanía, las contradicciones que el capitalismo nunca ha sido capaz de superar. De esas contradicciones surgen, como han surgido siempre, los fantasmas que se extienden por doquier.

Por un lado, el empobrecimiento progresivo de la gente de abajo, el aumento de la desigualdad provocado por ese proceso de traspaso de recursos de abajo arriba que suponen el conjunto de políticas que conocemos como neoliberalismo. También el resurgir de los conflictos inter-imperialistas, en un tablero de juego en proceso de reconfiguración 25 años después del fin de la llamada Guerra Fría, que está convirtiendo Oriente Medio en escenario de un nuevo ciclo de guerras sin un final aparente; en este contexto, el terrorismo yihadista es utilizado por la derecha y el populismo para extender la islamofobia, mientras el fascismo emerge como un auténtico peligro, convirtiendo la frustración a su alrededor en un proyecto de odio racista. El auge de Alba Dorada en Grecia o del Front National en Francia, así como los ataques racistas ocurridos en Alemania estos últimos días, dan testimonio del reto al que nos enfrentamos.

¿Y al otro lado qué?, nos preguntamos. La gente de abajo, las oprimidas de la historia, siguen resistiendo y, como en su día Espartaco y quienes le siguieron, se lanzan a la conquista de aquello que les ha sido arrebatado: la paz, la justicia, la igualdad, la vida misma. A esa gente va dirigida esta revista, una publicación renovada que hunde sus raíces en una vieja tradición, la de una corriente internacional que nace, como esta revista, al calor de las luchas hace ya unas cuantas décadas.

Para la gente que lucha, pero también escrita, diseñada, producida y distribuida por la gente que lucha, activistas comprometidas con el presente en un momento en que el viejo régimen, representado por la monarquía y los dos grandes partidos que se han alternado en el poder desde 1978, parece haber perdido toda credibilidad. El 15M y el movimiento por la independencia en Catalunya, así como el descrédito de una clase política corrupta y acomodada, han puesto en evidencia la crisis de un régimen que hace todo lo que puede por mantenerse en el poder.

Sin embargo, nos encontramos en un impasse, un momento en el que culmina un largo ciclo electoral que ha sacudido profundamente las instituciones y que ha marcado la actividad tanto de Podemos y el resto de fuerzas del cambio como de la CUP y los partidos involucrados en el procés soberanista catalán. Se abre la perspectiva de una legislatura inestable en el Congreso de los Diputados, durante la cual el Estado español deberá hacer frente al desafío de ruptura desde Catalunya, lo que tensará sin duda la cuerda entre las diferentes fuerzas en liza, mientras en Catalunya empiezan 18 meses cruciales durante los cuales el proyecto de República Catalana se debe consolidar como motor de cambio social en beneficio de las clases populares.

Desde nuestro punto de vista, nada de lo que pueda ocurrir depende en primera instancia de un grupo de diputados y diputadas, sino de aquello que seamos capaces de hacer desde abajo quienes estamos dispuestos a seguir luchando. Es ahí, en ese terreno, donde La Hiedra quiere echar raíces y crecer, porque en momentos convulsos como el que estamos viviendo, entender el mundo que nos rodea a través de los debates que van surgiendo a nuestro paso es el único modo de encontrar los caminos que nos llevarán a buen puerto.

Esa es la fuerza de las ideas, más necesarias que nunca cuando la acción parece lo único posible. Las ideas son un arma, pero también un mapa, elaborado a lo largo de los años por una tradición que se ha ido perpetuando y que conforma hoy la corriente de pensamiento, acción y organización que contribuye, desde estas páginas, al proyecto de transformación social que anhelamos, un proyecto que es mucho más que un mero fantasma.