30/4/19

Pero... ¿quien escribió la historia?

El lema de campaña de Unidas Podemos apelaba al protagonismo de la gente. La historia la escribes tú, mensaje directo y claro para un momento que parece alejarnos precisamente del postulado, que remite a un ciclo, el del 15M, ya extinto. La historia la escribes tu, el cambio todavía es posible, todavía quedan fuerzas para frenar la reacción virulenta personificada antes de las elecciones por el nuevo monstruo verde ante el cual, el miedo ha vuelto a cambiar de bando, otra vez sobre nuestras espaldas. Pero... ¿quien escribió la historia que pudimos leer el día después?

Por la noche, pegados al televisor, respirábamos tranquilos, tranquilas. El reparto de escaños parecía enterrar los peores temores, que nos atenazaban días antes. La calle ante la sede del PP, partido tocado y hundido, aparecía vacía, pero los discursos de los líderes de VOX eran retransmitidos íntegramente, sin pudor. El rostro sombrío en la comparecencia ante los medios de Pablo Iglesias, no conseguía dar credibilidad a su mensaje. Resultado suficiente para entrar en un futuro gobierno de izquierdas. ¿Seguro?

Y sin embargo, GANAMOS. ¿Ganamos? ¿Hemos ganado? ¿Seguro?

La izquierda ha ganado porque la derecha ha perdido. Su derrota es incontestable. Nuestra alegría, justificada. Pero si el lema de UP se refería a una historia escrita por la gente, es ineludible leerla, leer esa historia para no engañarnos a nosotros mismos con relatos mediáticos, ni conformarnos con discursos partidistas, inmersos ya en una precampaña que deberá tener muy en cuenta los resultados de estas generales pasadas.

En el Estado Español, aproximadamente 12.900.000 personas han votado opciones políticas de izquierda, incluidas aquí aquellas que no han obtenido representación parlamentaria. La derecha ha recibido 12.360.000 votos. Hay un saldo positivo para la izquierda de medio millón de votos.
Pero no nos quedemos aquí. Pablo Iglesias decía ante los medios: los resultados demuestran que España es plurinacional. Es un mensaje político, también una advertencia ante los comicios autonómicos, municipales y europeos que se avecinan en un mes. Si restamos a la izquierda y a la derecha los votos obtenidos en las tres nacionalidades históricas, Catalunya, Euskadi y Galicia, el resultado es el siguiente. 8.625.000 votos a la izquierda, 9.565.000 votos a la derecha, un saldo de 940.000 votos positivos para la derecha.

Hemos ganado, sí, pero el paisaje después de la batalla, ante la siguiente que nos espera, no es halagüeño. Si la derecha está descompuesta, la izquierda no lo está menos. Salvo el PSOE, claro. La izquierda está como está, el momento político es el que es. Hay que apretar los dientes para la campaña, pero también hay que pensar en reconstruir proyectos políticos que sean algo más que máquinas de guerra electoral, porque el momento 15M ha pasado, pero vendrán otros, otros momentos para cuestionar y cuestionarnos la historia oficial, la de los medios, la de la aritmética parlamentaria, la del poder, al fin. Queda mucha historia por escribir, no la dejemos en manos de un puñado de diputados.