22/1/23

Americanah: una vida en su contexto


Las novelas de aprendizaje no son muy habituales pero constituyen un género en sí mismas, con ciertas particularidades que las diferencian de las historias heroicas en el sentido clásico. Un héroe se enfrenta a retos que dificultan la consecución de su objetivo, que generalmente consiste en superar un acontecimiento crítico, punto de giro hacia una aventura ineludible. En una novela como Americanah, de la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, la protagonista afronta también dificultades, pero estas no están tan sujetas al esquema de una trama como a la lógica de la vida, según la cual toda dificultad supone un descubrimiento y un paso más hacia el crecimiento personal, al tiempo que todo éxito, todo acontecimiento feliz lleva inscrito la tragedia de su más que probable final.

Se trata del relato de una vida, o de una parte fundamental de la vida. El camino hacia la madurez está trufado de desengaños y de triunfos, de alegrías y fracasos que muchas veces no esperamos ni perseguimos, pero van forjando nuestro devenir como seres humanos y nuestra relación con el mundo. Somos lo que hemos vivido, nuestras decisiones, nuestros actos, hasta el punto que a veces miramos atrás y descubrimos que los malos momentos nos pertenecen tanto como los buenos.

Así le ocurre a Ifemelu, una mujer joven que decide volver a su Nigeria natal después de 15 años en Estados Unidos separada de su familia y de su amor de juventud, a quien espera reencontrar a su vuelta con la certeza de que ambos son personas distintas a lo que eran al separarse. Lo vivido se constituye en huida y en camino de vuelta al mismo tiempo.

Pero toda vida tiene lugar en un contexto, un entorno familiar, laboral, sociológico, geográfico, un conjunto de realidades ajenas impregnadas en nuestro ser hasta moldear la forma como vemos y entendemos los mundos que atravesamos a lo largo de nuestra propia historia. Americanah es también una crónica de esta transformación, experimentada al trasladarnos a otro lugar donde nos decubrimos desde otro punto de vista. Una novela sobre el exilio, podríamos decir, o sobre las condiciones del exilio, que aborda cuestiones fundamentales como la raza, el género, la clase o la relación entre los países del norte y del sur.

La literatura más política abre la puerta a realidades humanas concretas para revelarnos que no hay nada concretamente humano ajeno a la sociedad que nos rodea, que nos cría, que nos acoge o nos rechaza, nos da trabajo o nos lo quita. Tampoco el amor o el desamor que embarga a la protagonista como una bruma a su alrededor, invisible, nunca se disipa pero se mueve con ella como una segunda piel, metáfora del tiempo y la distancia que siempre pasan pero siempre están ahí. Como la vida misma.