3/8/22

Con el muerto a cuestas: Vázquez Montalbán y Barcelona, de Michael Eaude


¿Qué aporta la literatura a quienes leemos con el fin de entender el mundo para cambiarlo? Esta es, tal vez, la pregunta que trata de responder Michael Eaude, escritor y militante revolucionario, en su libro sobre la obra de Manuel Vázquez Montalbán y su relación con la ciudad de Barcelona. El libro ahonda en la significación política de unas novelas adscritas a un género popular, el género negro, considerado en su día un género menor, o al menos no apto para la crítica social y la profundidad psicológica que sí se reconocía en la “alta” literatura. Michael Eaude no solo reivindica el género y al autor, lo hace a través de reflexiones y comentarios de calado literario, para poner en contexto una obra sensible con la gente de abajo y comprometida con la realidad sociopolítica del momento.

He de reconocer que mi conocimiento de Vázquez Montalbán era escaso y un tanto prejuicioso. Le tenía por un intelectual crítico y lúcido, pero vinculado a lo que en Catalunya conocemos como la Gauche Divine, esa izquierda de origen burgués o aburguesada, afincada en instituciones políticas y culturales, la izquierda parlamentaria, los grandes premios literarios, la cultura de la transición, en definitiva.

El libro de Michale Eaude me ha abierto la puerta a un personaje completamente diferente, de origen humilde y padre represaliado en la posguerra, militante honesto y crítico con el devenir tanto de la sociedad española durante y después de la transición como de la propia organización a la que pertenecía, a la cual se mantuvo fiel por “solidaridad con las bases”. Fiel lo fue también a sus orígenes, a la Barcelona de su infancia, sumida en la miseria de posguerra combatida con una solidaridad colectiva hoy olvidada, reivindicada por el escritor en su obra literaria.

Montalbán ha trazado una crónica melancólica de las transformaciones sufridas por la sociedad barcelonesa (catalana, española...) a consecuencia de unos procesos políticos e históricos que han sepultado, a veces físicamente (la reforma urbanística de Ciutat Vella, el Port Olímpic...) esa miseria, pero también esa solidaridad, piedra angular de cualquier alternativa real a la sociedad burguesa.

Puede que Montalbán sí escribiera desde la izquierda institucionalizada, pero siempre lo hizo del lado de la gente de abajo, empeñado en recuperar la memoria de sus derrotas, pero también de su lucha, su honestidad y su entereza moral.

La memoria de los vencidos, la historia a contrapelo que decía Walter Benjamin, encuentra en la literatura su medio natural, un espacio donde desarrollarse con mayor lucidez y hondura. No sé si Michael Eaude estaría de acuerdo con esta afirmación, pero su ensayo nos acerca a un Montalbán volcado en la construcción de una narrativa política que merece ser leída para mejor conocimiento de un mundo que aun está por transformar.